Marco van Basten, la EURO 1988 y su histórica volea
Donnerstag, 25. Juni 2020
Artikel-Zusammenfassung
Un 'hat-trick' ante Inglaterra, el tanto de la victoria ante Alemania Federal en las semifinales y un espectacular gol de volea en la final ante la Unión Soviética hicieron al delantero entrar en el olimpo del fútbol en 1988.
Top-Medien-Inhalte des Artikels
Artikel-Aufbau
Antes de la fase final del Campeonato de Europa de la UEFA de 1988, el delantero holandés de 23 años Marco van Basten era conocido como uno de los jugadores más prometedores del mundo del fútbol.
Un 'hat-trick' ante Inglaterra, el tanto de la victoria ante Alemania Federal en las semifinales y un espectacular gol de volea desde un ajustado ángulo en la final ante la Unión Soviética sirvieron a Van Basten para entrar en el salón de la fama del fútbol. Un logro nada desdeñable para un jugador que vio interrumpida su campaña de debut en el AC Milan por una lesión de tobillo, y que empezó el primer partido del torneo ante la URSS desde el banquillo.
La suplencia en el primer partido
"Michels eligió a Bosman porque yo me pasé lesionado casi toda la campaña anterior. Bosman ya había jugado unos cuantos partidos y lo había hecho bien, así que no había razón para cambiar. Nunca hay que cambiar las cosas cuando se gana, y Holanda estaba ganando. Para mí no fue un gran problema quedarme fuera. No estaba en buena forma. No tenía razones para pensar que yo debería estar en el once inicial. Yo estaba ahí mirando, aprendiendo y esperando mi oportunidad".
El 'hat-trick' ante Inglaterra...
"Ese fue un gran recuerdo, y un partido muy importante para mí, para Holanda y para mi carrera. Fue un encuentro donde todo cambió. Yo había tenido un año difícil con muchos problemas de lesiones. Desde ese momento, todo cambió y todo se volvió positivo. Anoté tres goles y ganamos un emocionante partido ante Inglaterra. Después de eso, los otros encuentros fueron más fáciles, y todo salió bien".
El enfrentamiento ante la Alemania Federal de Jürgen Kohler en las semifinales...
"Los dos jugábamos duro. A veces él ganaba y a veces lo hacía yo, pero creo que siempre jugamos con respeto mutuo, y eso es lo más importante en el fútbol al final. El partido en Hamburgo fue un encuentro muy especial para nosotros porque ganar ante Alemania y especialmente en su casa no es algo que ocurra muy a menudo.
Toda la prensa estaba escribiendo sobre mi enfrentamiento con Kohler. Yo me preocupaba de mi equipo y él también estaba haciendo su trabajo en su equipo. Yo siempre sentía que éramos un equipo, Holanda, que se iba a enfrentar a la selección de Alemania. Lo mejor fue que después de tantos años recordando la derrota en la final del Mundial de 1974, Holanda finalmente ganó la semifinal".
La final…
"Estábamos lanzados. Todo era positivo y muchos jugadores tenían una gran confianza. No creo que nadie estuviera particularmente nervioso. Estábamos convencidos de que podíamos ganar el partido y el torneo. Creo que esa era una sensación que todos teníamos clara al final. Al principio teníamos miedo de perder y no poder jugar bien, pero al final, tuvimos la confianza que es tan importante en un torneo como este".
LA volea...
"Fue en la segunda mitad, y ya estaba un poco cansado. El balón me llegó de Arnold Muhren, y pensé: "Bien, puedo controlarlo y tratar de hacer algo entre todos esos defensas, o podría hacerlo de un modo más fácil, arriesgarme y disparar". Se necesita mucha suerte con un disparo como ese. Todo fue bien. Es una de esas cosas que a veces simplemente ocurren. Intentas hacerlo, pero necesitas mucha suerte, y en ese momento, a mí se me dio esa suerte para hacerlo en el momento adecuado.
Puedo contar muchas historias, pero simplemente fue una sensación fantástica. Tengo que estar feliz y agradecido de haber podido vivir un momento así tan importante para mí y para Holanda. Fue un momento en el que pudimos decir: "Vamos 2-0, podemos ganar este partido". Pero el entusiasmo por el gol realmente no lo entendí. Puede verse por mi reacción. Me estaba preguntando: "¿Qué está pasando?".